miércoles, 27 de agosto de 2008

Cuarta parte: ¿Sorprendido de verme, sr. Anderson?

La reunión. Sí, es cierto. Habíamos ido a Bruselas a algo de eso, ¿verdad? Bueno, la reunión tuvo dos partes muy diferenciadas: por la mañana tuvimos dos charlas, una de la representante de la beca por el lado japonés, que no nos dijo nada importante, y otra de la representante europea, que básicamente nos deprimió. ¿Sus palabras? "Os vais a deprimir, lo pasareis muy mal a ratos, y recordad siempre que no debeis ser irrespetuosos ni quebrantar la ley por ningún motivo, porque os podrían deportar." Yupi.

Descanso para la comida: bocatas fríos y un helado.

Y por la tarde, lo bueno: nos trajeron a un ex-vulcaniano, un arquitecto italiano, que nos habló de su experiencia. Fue un curioso contrapunto: "Os lo vais a pasar genial, el choque es muy grande pero vuestros compañeros de trabajo os ayudarán muchísimo, teneis que decir que sí a todo lo que os propongan, sean viajes, salir al karaoke o a bailar, trekking, lo que sea". Eso está bien, opiniones contrastadas, y que cada uno se busque su término medio. Eso sí, a algunos el acojone de la mañana nos duraría todo el día.

Luego nos comentaron algunos detalles sobre la llegada: primera noche en un hotel, luego enviamos nuestros equipajes a donde viviremos (a cada uno, su empresa le proporciona alojamiento en un lugar diferente, incluso mientras estamos en Tokyo), luego abrir una cuenta en el banco, una reunión informativa... El curso de japonés empieza la segunda semana, pero ya tenemos los 4 primeros meses planeados cada día, cada hora... hasta las 4 de la tarde, que termina el curso. Ya os informaré del resto ;)

El resto del viaje, sin incidentes: fiesta por la noche, al día siguiente me fui con unos cuantos a ver el Atomium, luego al aeropuerto, subo al avión... nos dicen que hay una avería, bajamos del avión, nos dicen que hablemos con los representantes de Iberia, hacemos cola durante una hora, nos dan una noche de hotel en el hotel frente al aeropuerto, y me pierden la maleta. Sin llegar a despegar. Con documentos importantes dentro. Bieeeen.

La noche, casi en vela. Si no llega a ser porque estaba rendido del palizón del aeropuerto, ni duermo. Dormí en paños menores y me lavé los dientes con el dedo, y a la mañana siguiente me dicen que mi maleta está en San Javier. La próxima vez me facturo yo y que mi maleta suba al avión. Alivio generalizado, sonrisa de oreja a oreja, nada puede deprimirme. El avión despega una hora tarde: no pasa nada. Cuando aterrizamos me toca esperar otras 3 horas al siguiente avión: no pasa nada. Para pasar el rato me voy con los compañeros del vuelo frustrado a recoger los equipajes, y resulta que el avión ha despegado sin una sola pieza de equipaje a bordo. No pasa nada. Bueno, a mí no, pero el resto del pasaje estaba dejando florecer sus ansias asesinas, y con razón. Lo siento sobre todo por un chico que conocí, un músico mexicano, que iba a hacer una gira con su grupo por España y le perdieron la maleta. Por suerte la guitarra la llevaba consigo, pero me pregunto si, con todo lo que tenía que moverse, su maleta le habrá alcanzado. Gilberto, si lees esto, espero que tuvieras mucha suerte.

En fin, el resto es historia. Me he pasado el verano estudiando japonés, o al menos las partes del japonés que creo que me darán más problemas, y estoy deseando empezar a practicarlo en serio. Hasta entonces, un abrazo a todos. Las próximas noticias, desde el otro lado del mundo.

PS: Por si las horas de posteo de estas primeras entradas os chocan, os diré que tengo el Blogger configurado con la hora de Tokyo, así que eso empezará a tener sentido cuando llegue.

Humor del "momento avión": Amburtioso. Serie: Family Guy.

Tercera parte: Preparándome para preparar los preparativos

Creo que tardé un par de días en ser capaz de hablar del tema, y cerca de una semana en poder hablar abiertamente de él. Conforme pasaban los días se me iba haciendo más fácil, y así, poco a poco, llegó el momento de la reunión.

La reunión, el momento en el que nos íbamos a conocer todos los becarios, iba a ser en Bruselas, el 14 de julio. El día 13 (un buen día para viajar) me subí al avión en San Javier, me pasé 3 horas tomando el sol en Barajas, y llegué a Bruselas sobre las 5 de la tarde. Me perdí un poquito y luego llegué al hotel, donde me encontré con el primer vulcaniano (acostumbraos a este mote). Reproduzco la conversación ascensoril que tuvo lugar:

Él: Hi, are you one of the Vulcanus? (Hola. ¿Eres uno de los Vulcanus?)
Yo: Yes. You too? (Sí. ¿Tú también?)
Él: Yes! (¡Sí!)
Yo: You're the first one I found. Where are you from? (Eres el primero que me encuentro. ¿De dónde eres?)
Él: Spain. And you? (De España. ¿Y tú?)
Yo: Vale, podemos dejar de hablar en inglés entonces. (Vale, podemos dejar de hablar en inglés entonces)

Había encontrado al primero de muchos, concretamente de los otros 35 afortunados a los que, aparte de a mí, les había tocado la lotería. El chico, que se llama Héctor, resultó tener el número de teléfono de otro de los vulcanianos (os lo dije), al que llamamos para quedar. Éstas son las cosas que me pierdo por pasar del MSN. En fin, tras un rato largo de espera, en el que me dio tiempo a admirar los conocimientos de japonés de mi nuevo amigo y a preocuparme por la casi inexistencia de los míos, nos vinieron a recoger un grupo de europeos (un español, un polaco y un italiano) con los que hicimos buenas migas mientras nos mostraban las ventajas de usar el metro.

Nos pasamos la tarde hablando, y me dio tiempo a conocer a varios de los españoles (que fueron apareciendo durante la tarde) y de los italianos, aparte de al inglés, los franceses y el alemán. Vaya grupo...


La noche fue normal: nos buscamos un bar y nor tiramos hasta la madrugada cotorreando como buenos becarios. Luego a la cama y prepararnos para un nuevo día...

Humor del momento: Sobrecarga de información. Animal: El Ibis.

Segunda parte: Cuando la aventura era un sueño

Mientras el pie se me terminaba de apañar, eché un vistazo a la página de Vulcanus in Japan (Vulcanus o ViJ en adelante), y me quedé un poco pillado con la cantidad de cosas que había que mandar: un formulario de 4 páginas, una carta de recomendación escrita por un profesor, otra de motivación escrita por mí, explicando por qué me deberían dar la beca, currículum, certificado médico, plan de estudios de la universidad, expediente académico... todo en inglés, claro. La carta de motivación fue lo más cachondo: la mayoría de la gente escribe que le gustaría trabajar en una empresa puntera, que es una gran oportunidad, que son trabajadores... como no tenía ninguna esperanza de que me cogieran, en la carta puse que a mí lo que me interesaba era vivir el estilo de vida japonés y aprender el idioma, y que si a cambio querían que echara unas horas de trabajo, pues que vale. Puestos a ser innovadores, seamos también sinceros.

Ahora toca explicar un poco el proceso de selección. Cada año, entre 700 y 800 personas de toda europa optan a la beca. De ahí se sacan a unos 150 (166 este año) y les mandan una lista de empresas y puestos a los que pueden optar, y te recomiendan el que más se adapta a tu perfil. A partir de ahí la pelota pasa a los japoneses, que son los que en última instancia deciden a quién le dan cada puesto, y como sólo hay unos 50 puestos disponibles, pues ésos son los que se irán a Japón.

Total, una vez echados los papeles no podía hacer otra cosa salvo esperar. A finales de febrero me mandan un correo y me dicen que he sido preseleccionado, que me recomiendan el puesto tal, y que les mande nosecuantos papeles antes de tal fecha. Bueno, pues adelante, que no se diga, pero tengo claro que de aquí no paso. Igual a los de la beca les he caído en gracia, pero me juego algo a que los mandamases de las compañías me van a echar para atrás rápidamente. Echo un vistazo a la lista de empresas y encuentro un par de ellas con trabajos interesantes, pero la mejor es sin duda la que me recomiendan: Sanyo, en Osaka, trabajando en algo que parecen temas de domótica.

Y a finales de mayo, viene la bomba: "Estimado señor Juan Antonio, me complace informarle de que SANYO ELECTRIC ha aceptado acogerle en el contexto del programa Vulcanus in Japan 2008-2009". ¿Cómo digieres eso? Antes era un sueño, y soñar es gratis, pero ahora que me tengo que ir al otro lado del mundo, ¿qué rábanos hago?

Humor del momento: Acojonado. Música: The Doors - This Is The End

martes, 26 de agosto de 2008

Primera parte: Prólogo

Allá por 2006, cuando presenté mi proyecto fin de carrera, se me ocurrió la loca idea de echar los papeles de la beca Vulcanus, porque un amigo mío había hecho una intentona cuando estábamos en tercero y, aunque le salió mal, a mí me picó el gusanillo. Sabía que necesitaba una carta de recomendación de un profesor, y le dije a mi directora de proyecto si ella me la haría. Me dijo que sí. "¡Bien! Un problema menos". Luego me puse a hacer un curso de posgrado y me olvidé del tema...

...hasta el año siguiente, cuando las nulas espectativas de que el posgrado sirviera para algo me hicieron replantearme mi vida. Entonces me acordé de la beca Vulcanus, pero también recordé algo más que me habían dicho...

[Modo flashback on] ...dicen que si te presentas a la Vulcanus habiendo hecho antes otra beca en el extranjero, tienes más posibilidades... [Modo flashback off]

Y justo enfrente tenía un cartel que hablaba de la beca Leonardo Da Vinci, que parecía perfecta para empezar: tres meses, dos de ellos trabajando en una empresa de mi sector, en algún lugar de Europa. Fui a echar un vistazo. ¿Qué destinos hay este año? Pues tenemos Irlanda, Portugal, Italia y la República Checa. Mmm, Portugal no me vale, muy cerca... Irlanda, mucho frío y comida mala... ¿Italia? Es una opción... ¿Y qué es eso de la República Checa? Ah, Praga, la de Misión Imposible. Bueno, puede estar bien...

Echad cálculos: beca a nivel local, un chico sin oficio ni beneficio pero con la carrera terminada, y un nivel de inglés que se sale de madre (si es verdad, ¿para qué me lo voy a callar?). Total, que como la idea era ir a la aventura, pues puse Praga de primera opción. Y allí me mandaron. Vaya viaje, necesitaría otro blog para hablar de él, pero resumiendo: fuimos lo mejorcito de Cartagena, nos repartieron en pisos de mala muerte (yo era de los más afortunados: compartía un salón con otras dos personas, aunque luego me fui a casa de una familia), me pusieron a trabajar en una consultoría donde lo que menos había eran checos (dos islandeses, un eslovaco, un par de polacos, un indio y el menda), aprendí un montón, vi un montón de cosas chulas y me rompí un pie. No preguntéis. El caso es que cuando volví estaba con más ganas que nunca de repetir la experiencia, y allí entraba Japón...

Humor del momento: Listo para comerme el mundo. Película: Scarface.

Explicación: De qué va esto

Buenos días, buenas tardes y buenas noches. Para los que no me conozcan, mi nombre es Juan Antonio, aunque la gente de la red suele llamarme Arreis. Soy un chaval normalito que ha residido toda su vida en Cartagena (Murcia) y se ha sacado en seis añitos la carrera de telecomunicaciones sin pena ni gloria. Me gustan la lectura y los ordenadores por encima de todas las demás cosas, y aprovecho el tiempo libre en casi cualquier cosa que se me ocurra: escribir, cine, pintar miniaturas, leer manga... y desde hace unos meses, estudiar japonés.

Me explico. Existe una beca accesible para gente de toda Europa que haya estudiado o esté estudiando una carrera científica o de ingeniería, llamada Vulcanus in Japan, que te da la oportunidad de pasarte un año en el País del Sol Naciente, bajo las siguientes condiciones:
- 4 meses en Tokyo, estudiando japonés.
- 8 meses en la ciudad donde esté tu empresa de acogida, trabajando para ellos.
- 15000 € destinados a comida y transporte, tanto el propio viaje a Japón como metros y trenes que haya que coger una vez allí.

Bueno, no hace falta ser un genio para deducir lo que sigue: en enero de 2008 me puse en contacto con el servicio de relaciones internacionales de mi universidad, y casi a punto de terminar el plazo de inscripción, logré reunir los miles de papeles que me pedían para solicitar una plaza. Me la dieron. Bien por mí. ¿Que por qué me la dieron? Ni puñetera idea, pero me da igual. El caso es que el día 1 de septiembre, después de muchos nervios, papeleo, llamadas y algún que otro contratiempo que ya describiré, me voy a Japón. ¡Yujuu! ;)

La idea de este blog es llevar una bitácora medianamente fiable de mis aventuras y desventuras durante el próximo año de mi vida. Confío en no resultar aburrido, pero lo advierto: me gusta mucho escribir, y tiendo a soltar parrafadas. Avisados quedais. Pero todo tiene su lado bueno, ¿verdad? La otra cara de la moneda es que pienso escribirlo TODO, al menos todo lo que no sea repetición de algo que ya haya dicho antes, pero creo que pasarán muchos meses antes de que eso suceda. Espero poder reflejar al propio Japón en estas líneas. Es imposible, y lo sé, pero por intentarlo que no quede.

Un detalle más: los primeros posts los escribiré desde Cartagena, y pienso comentar todo lo que me ha llevado a este día. Disfrutadlo :)

Humor: Anhelante. Web del día: Blogger