jueves, 30 de octubre de 2008

Pues noh

Sí, lo sé, ayer tampoco escribí nada. Me dio un repente y me puse a hacer deberes a lo loco. Qué le vamos a hacer: me estoy entusiasmando con lo de estudiar japonés. Ya iba siendo hora, caray. De toda formas fue un día muy monótono: la profe aburrida, mucha práctica, mucho rollo. Lo único reseñable es que, a la salida, nos pusieron a los "transferidos" un examen de una de las lecciones que nos habíamos saltado, y cuando lo acabamos, por aquello de ahorrar tiempo, dijimos de hacer también el de la otra lección. Total, que hicimos tres exámenes el mismo día. Toma eso.

Hoy ha sido más interesante, tanto en la clase como después. En la clase nos han dado libros nuevos, porque ya hemos acabado con los que nos dieron al empezar.


Bien. Ahora, en lugar de dos libros inútiles, tenemos cuatro. Menos mal que el de vocabulario está medio bien, y que el que me compré el otro día (abajo, en rojo) es una joya, porque si no no sé qué sería de mi cuerpo serrano.

Pero lo realmente interesante ha sido después de clase. Había varios planes preparados desde hace algunos días, y yo me he ido al más japonés de todos, como corresponde: nos hemos ido a ver un espectáculo de Noh. No, no os estoy haciendo un desprecio: el teatro tradicional japonés se llama así. Dentro del sitio no se podían sacar fotos, así que las pocas que he sacado salen fatal, pero trataré de explicároslo con palabras.


Primero, un tipo sale, en plan telonero, a explicar de qué va la obra (u obras, hoy había dos cortitas), pero en plan "Club de la Comedia", como dice Rocío: se pone a soltar paridas para hacer reír a la gente, a imitar a los actores que van a salir después, y cosas así. Aún no entiendo el suuficiente japonés como para entender lo que decía (de hecho, me faltan años para entender la más mínima parte), pero me ha sorprendido una cosa: pasaba olímpicamente de las formas de cortesía normales. Pasaba del keigo (forma muy cortés) a la forma cortés normal (forma -masu) y a la forma coloquial en un tris. Eso debe ser parte del sentido del humor japonés, porque es algo que no he visto en ninguna parte.


Luego empezaba la obra. Los argumentos no tienen desperdicio: la primera trataba de un noble y su sirviente que llegan a un castillo buscando una mujer para el noble, y ven a una mujer (o fantasma, o algo así) que intenta hablarles. El noble no puede o no quiere hablarle, así que manda al sirviente. La mujer le suelta un poema con instrucciones para que su señor encuentre el verdadero amor, pero antes de que el criado pueda memorizarlo, se marcha. El criado se ha quedado con casi todo, menos con el nombre del sitio al que tienen que ir. Entonces, noble y criado se plantan en la calle, emboscan al primer tío que pasa, y le atosigan salvajemente con preguntas hasta que, por casualidad, suelta el nombre del país donde está la ciudad, pero no se acuerda del nombre de la ciudad.


La segunda trataba de un tío que lo ha perdido todo en el juego. Él y su amigo se van a un templo y tienen una idea: disfrazar al jugador como una estatua de Buda para que los feligreses le dejen cosas. Sorprendentemente, la cosa funciona, y el amigo se larga con todas las cosas que les han dejado. El jugador dice "vale, pues voy a volver a hacer lo mismo", pero en el siguiente grupo de feligreses al primero se le ocurre la feliz idea de frotar al "estatua" para que cumpla su deseo. Al tío le dan cosquillas y se mueve, con lo que el resto de los feligreses se lanza a sobarle también, le descubren y le persiguen.

Pero lo más curioso del tema éste no son los argumentos, sino los actores. Andan deslizando los pies, con pasitos cortos, y hablan... madre mía, cómo hablan. Parece que el mejor actor de Noh es aquel que es capaz de hablar con voz más grave, monótona y alta que nadie. En serio, varios de mis compañeros se han quedado fritos nada más empezar, y yo he tenido que morderme la lengua para no partirme de risa cuando han empezado a hablar así. Ha sido toda una experiencia, y, francamente, me gustaría volver a ver una sesión de Noh antes de volverme a España, cuando sepa algo más de japonés, a ver si lo disfruto más.

Humor: X-celente, que diría Forges. Una comida: Soba con tempura.

martes, 28 de octubre de 2008

Shiken wo shitakunai yo...

Examen de gramática, anuncio de DOS exámenes de gramática más (los de las lecciones que nos saltamos por cambiar de escuela) para mañana y pasado, mañana además tengo examen de kanjis... A este ritmo, la palabra "examen" va a perder su significado. Lo único reseñable es que me he pillado ese libro de gramática del que os hablé ayer: el Complete Master Series de nivel 3. Lo bueno: es barato (1200Y), pequeñito, conciso, lleno de ejemplos y ejercicios... Lo malo: no se me ocurre nada. Lo pésimo: no creo que pueda compaginar los estudios con la DS, así que tendré que esperar un poco más si no quiero abandonar mis estudios por completo.

El librito es realmente una maravilla: entre esto y la página de vocabulario con la que me puse ayer, ya tengo plan de estudios. Ojalá me lo hubiera comprado antes, porque el JLPT es dentro de un mes y poco. Bah, no hay problema: soy un genio, ya me las apañaré. De hecho, ahora mismo estoy haciendo los deberes mientras escucho un capítulo de anime de fondo, para "rodearme de japonés". No tengo ni idea de si funcionará, pero la verdad es que es muy divertido.

Humor: sorprendentemente estudioso. Una serie: Hikaru no go.

lunes, 27 de octubre de 2008

Kanji da!


Un día largo. Demasiado largo. No sólo ha sido lunes (malditos sean todos). No sólo hemos tenido a la profesora pesada y lenta. El ambiente en general era de cansancio, mirases adonde mirases: el que no se había pasado la noche en un hotel cápsula había estado enfermo, o no había dormido, o... En fin, que se nota que éste ha sido un fin de semana bien aprovechado. Algunos han estado en Hakone, otros en Nikko, otros en Osaka... caray, es que no paramos. Para colmo, esta tarde se ha puesto a llover y a granizar. Vale, sólo ha durado una media hora, pero no es fácil acostumbrarse a este tiempo. En fin, que los pocos que no estábamos cansados esta mañana hemos acabado derrengados, aunque sólo haya sido por contagio.

En otro orden de cosas, Héctor me ha recomendado algunos sistemas de aprendizaje de japonés, como escuchar japonés a todas horas (podcasts y demás) o un programa de vocabulario on-line muy chulo. Os seré sincero: al principio tenía mis dudas respecto a si había hecho bien o no en hartarme de aprender kanjis antes de venirme para acá, pero tengo que reconocer que me está sirviendo para aprender mucho más deprisa. Respecto a la gramática, le tengo echado el ojo a un libro muy chulo que me compraré en cuanto pueda. Y con mi punto débil, el vocabulario, creo que el programa que me ha recomendado Héctor va a suplir esa deficiencia muy pronto. Os mantendré informados.

Por cierto, como me he pasado la noche con el programita de marras, hoy casi no tengo tiempo de escribir (mañana tengo examen). Mañana más. Un abrazo.

Humor: kanjiador. Una canción: "Me muero por vivir en un piso de 30m", de Toni A. Martínez.

domingo, 26 de octubre de 2008

Osaka de mis amores...

Bueno, la reunión con los de la compañía era a las 2. Cuando acabé de desayunar eran las 7:30.Tengo casi 7 horas para hacer turismo: a aprovecharlas.




Lo primero que vi fue una gran cantidad de edificios enormes, lo que no tiene nada de sorprendente: estaba en la estación más céntrica de la ciudad. Como no quería ver sólo eso, escogí una dirección al azar y empecé a andar en línea recta, a ver lo que me encontraba.


Fijaos en esto: las dos fotos siguientes están tomadas desde la misma esquina, una hacia cada lado. ¿A que parecen dos ciudades diferentes?



Un poco más adelante me encontré un pequeño parque, donde pude descansar un poco.




Un detalle absurdo: ¿recordáis que alguna vez os he hablado sobre la cantidad de gente que hace trabajos inútiles? Pues éste se lleva la palma: este caballero esperaba en la acera a que el semáforo se pusiera rojo para los coches, se ponía junto al paso de cebra y se quedaba así. Cuando el semáforo cambiaba, se volvía a la acera. Y, por supuesto, en el paso de cebra del fondo se puede ver a otro haciendo lo mismo. Esto se llama "redundancia".


Al cabo de las horas mis pies ya no dan más de sí, así que me vuelvo a la estación y me meto en el tren que me llevará a mi empresa. No se tarda más de 15 minutos... bueno, yo tardé más, porque me equivoqué de tren y me pasé una hora yendo de un lado a otro, pero si no haces el indio se llega enseguida de la ciudad a la estación donde está Sanyo. Desde la estación hay unos 10 minutos andando, y aquí tenemos mi edificio.


Aún tenía tiempo, así que me fui a comer algo. Cuando me quedé sin excusas, me fui a la puerta principal, donde el guarda llamó a mi jefe. Salió a recibirme el jefe del departamento de al lado, porque es el que sabe hablar inglés. Cuando subimos a mi departamento, me recibieron (atentos) mi jefe, el jefe de mi jefe, y el jefe del jefe de mi jefe, que se nos unió después. Buf.

Primero me hablaron de lo que iba a hacer: me enseñaron el cacharro en el que iba a trabajar, lo que tendría que hacer, las herramientas que usaría... me gustó, porque básicamente se trata de programar en C bajo Linux, que es más o menos lo que estuve haciendo en mi proyecto de fin de carrera. Después del tour, me presentaron al otro becario que tienen allí: un canadiense bastante timidón que empezó a trabajar allí más o menos cuando yo llegué a Japón. No nos veremos demasiado, porque trabaja en otro departamento, pero me habló de cómo le trataba la empresa y de las condiciones en que estaba, y me quedé en plan "¿dónde firmo para que me den lo mismo que a ti?". Tiene apartamento propio, pequeñito, pero con cocina y sin compartir con nadie, a media hora a pie de la oficina. Los de la empresa aún no saben cuándo voy a empezar, ni dónde voy a vivir, pero si me dan algo parecido a lo de este chico, por mí encantado.

En fin, cuando terminé me fui a dar una vuelta por Osaka de noche... vale, lo reconozco: me metí en el Yodobashi Camera, pero es que estaba ahí, mirándome. Para cuando salí ya era de noche, andé un poco por ahí, cené y me fui al bus. Más gente que a la ida, pero todos los asientos estaban separados, así que no tuve ningún problema. Llegué a Tokyo a las 6:30, y a casa a las 8:30. Ducha, paso de desayuno, a la cama, y hasta la hora de comer que estuve ahí. El resto del fin de semana, lo habitual: descanso, estudio, internet, algunas compras... nada fuera de lo común. Mañana os cuento más cosas. Un abrazo.


Humor: descansado, después de la aventura. Una serie: Detective Conan.

sábado, 25 de octubre de 2008

Osaka, patria querida...

¡Bienvenido de vuelta! me digo a mí mismo. Vaya viaje, en serio. He acabado muerto, pero la mar de contento. Pero bueno, empiezo por el principio.

El jueves me lo pasé en clase de forma normal, siempre y cuando se considere normal llevar un traje en una bolsa a todas partes. La cuestión es que, como la clase acababa a las 7 y el bus salía a las 9, no me daba tiempo a volver a casa y llegar a la salida de autobuses tras las clases, así que me fui con el equipaje encima. Tras las clases me fui con unos amigos a Shibuya: ellos tenían que ir allí a sacarse los billetes de un viaje que estaban planeando, y yo porque el autobús salía de allí. No me importa confesarlo, estaba bastante nervioso. Escoged una razón: voy por mi cuenta y riesgo a otra ciudad, yo sólo, a ver a un puñado de gente que igual ni hablan inglés y que encima igual me odian nada más verme por ser extranjero, y que igual son un puñado de viejos que jamás han hablado con un europeo... En fin, prefiero no pensar en nada de eso, así que me meto en el bus (después de otra sesión de nervios, porque en la parada me dijeron "no, aquí no es, la parada que buscas está allí" señalando a un edificio a lo lejos), me siento, me pongo música, y a esperar.

La verdad es que no tuve ningún problema con el autobús: era cómodo, medianamente espacioso, silencioso... Todo muy bien... hasta que aparece el que nunca falta en estos viajes: el viajero gilipollas. ¿Sabéis cuando vais a un cine y siempre hay alguien haciendo el ganso justo detrás tuyo? Bueno, pues lo mismo, pero en versión viaje. Nada más llegar se sienta detrás mía, hace ruidos raros con la garganta, se sorbe los mocos cada dos por tres, se traga en dos segundos una lata de cocacola entera haciendo un ruido atroz, y se tira un peo. Buen comienzo. "Bueno, ya se dormirá", pienso. Craso error. No sólo no se duerme, sino que encima el muy (censurado) se pone a fumar. En medio de un autobús cerrado donde está prohibido. Lo que yo digo, que los japoneses de puertas para fuera maravillosos, pero para adentro... En cuanto lo miro lo apaga, pero más adelante en la noche vuelve a encender otro. Un poco harto, y aprovechando que hay sitio, me cambio de asiento, al mismo tiempo que vuelve a apagarlo pidiendo disculpas. Y luego, OTRA VEZ. Ya me levanto y le digo, muy educadamente, que se meta la cabeza bajo el sobaco y se asfixie, y ya no tuve más problemas con él. Eso sí, le cogí un asco tremendo.

Bueno, ya estamos en Osaka. Primera impresión: suciedad. Un compañero me dijo el otro día que Tokyo es una ciudad limpísima, pero que da impresión de sucia porque está vieja. Bueno, sobre Tokyo no voy a opinar, pero Osaka está sucia. Y vieja. Pero, a pesar de eso (o quizás gracias a eso) me gusta más que Tokyo. Es... cómo decirlo... más auténtica. Da la impresión de que lo que vive allí son personas de verdad, y no borregos, como en Tokyo. Vamos, que son gente que conoce las normas pero se las salta cuando les conviene. Sólo por eso, ya me caen mejor. Y aunque las asiáticas siguen sin ser lo mío, reconozco que las chicas de Osaka son mucho más guapas que las de Tokyo. Filippo ya me estuvo comentando ésto (él vino a Osaka el mes pasado), pero no esperaba que hubiera tanta diferencia. Me explico: metéos en una estación de metro cualquiera en Tokyo, y ponéos a ver pasar gente. Contad cuántos tienen algún defecto físico gordo a simple vista, en plan verruga enorme, lunar gigante, dermatitis galopante, cojera... os quedaréis sin dedos en 30 segundos. En Osaka también pasa, pero puedes tardar cerca de una hora en quedarte sin dedos, y no sólo porque las estaciones estén menos llenas de gente que en Tokyo (lo que también se agradece).

En fin, eran las 6:30 de la mañana cuando bajé del bus, y la reunión era a las 2 de la tarde. Tengo algo de tiempo para hacer turismo, pero como no quiero más sorpresas, mi prioridad es localizar el sitio del que sale el bus de vuelta. Una vez cumplida la misión, toca encontrar algo que desayunar, y ya con viandas en el estómago, ponerme a explorar la ciudad en la que pasaré 8 meses a partir de enero.

Las fotos de Osaka, en el siguiente capítulo.

Humor del momento: Sorprendentemente bueno. Una serie: Azumanga Daioh.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Pues hoy... me han pasao cosas...

Un día lleno de sorpresas. Para empezar, hoy era el primer día de las dos semanas que la gente del Centro se va a venir a la escuela intercultural para estudiar con nosotros. Por fin podemos volver a ver a nuestra gente en horario de comidas: la verdad es que se les echaba de menos.

Luego, como durante las consabidas clases de japonés aburridas y pesadas nos hemos quejado de su aburridez y pesadez, la profe se ha currado algo para sacarnos de nuestra rutina. Lo malo es que, en nuestro nivel, se trata de algo realmente kowai (o sea, que da miedito). Os cuento: nos han llevado a todos al comedor, y nos han sentado por parejas frente a estudiantes koreanos, chinos y tailandeses, cuyo nivel, por supuesto, supera salvajemente al nuestro. Cada 5 minutos o así, sonaba el reloj y nos teníamos que mover a la mesa de al lado. El tema de conversación iba a ser "nuestro lugar favorito", pero como os podéis imaginar, hemos hablado de todo menos de eso: en cuanto mi compañero decía que era francés, o yo decía que era español, el tema ya estaba sacado. "Pues yo aprendí un poco de español, sé decir 'hola'", "pues yo estuve una vez en Francia, qué bonito era eso"... os hacéis una idea. Lo bueno es que por fin nos hemos integrado un poco entre la gente que había por allí. El objetivo no era ese, por supuesto, pero ha funcionado muy bien.

En un momento dado, me he tenido que ir al Centro a recoger mis meishi (tarjetas de visita). La verdad, está muy bien tener algo así, pero me fastidia que en su momento yo puse que mi nombre en japonés era "fuan" (porque parecía lo más parecido a "Juan"), y hace unos pocos días resulta que los japoneses entienden mejor mi nombre si les digo que me llamo "hoan". Os parecerá una chorrada, ¿verdad? Pues no lo es tanto si sabéis que tanto "fuan" como "hoan" tienen significados en japonés. El primero significa "inseguro", el segundo significa "protector de la seguridad". ¿Entendéis ahora por qué prefiero el otro? En fin, estoy pensando en hacerme nuevas tarjetas de visita, ya veremos.

Y, para terminar, una noticia española: el día 9 de Noviembre, los Reyes de España se van a dar un paseo por Japón, y nos han invitado a ir a verlos. Será la segunda vez en mi vida que vea a Juanca, pero no deja de ser interesante.

Humor: parlanchín. Una (mala) palabra: hataraku.

PS: Evidentemente, mañana y pasado no escribiré nada, porque me voy a Osaka. Nos vemos el sábado.

martes, 21 de octubre de 2008

Shinkokyuu shite

A ver, ¿alguno de vosotros ha hecho meditación zen alguna vez? Vale, los que no han levantado la mano, ¿alguno sabe lo que es?

Os cuento: en Japón hay dos religiones mayoritarias, que son el budismo y el shintoísmo. Del shintoísmo sé poco, y lo que sé prefiero no decirlo por si me equivoco, pero el budismo es más conocido. La idea, al menos por lo poco que sé, es que el motivo del sufrimiento de cualquier ser humano dado radica en sus deseos. Por lo tanto, liberado de los deseos, liberado del sufrimiento. Si alguien que lea esto sabe más del tema, o si lo que acabo de decir es ridículamente incorrecto, que complete o me corrija. En fin, la cosa es que una de las formas que tiene el budismo zen de librarse de estos deseos consiste en meditar, lo que equivale a decir "sentarse con las piernas en una cierta postura, con las manos en una cierta postura, relajar todos los músculos y concentrarte en la respiración".

¿Que a qué viene todo esto? Pues a que esta tarde, como parte del programa "culturilla japo for you", nos hemos ido a un templo en medio de Yokohama (en el extremo sudoeste de Tokyo, justo al otro lado de donde vivo yo), donde un monje nos ha explicado cómo se debe hacer la ceremonia, nos ha llevado a meditar durante una media hora o así, y luego se ha sentado con nosotros a responder preguntas sobre el budismo.


El ritual ha estado muy curioso, más que nada porque, creo, hemos hecho lo mismo que hacen los monjes de verdad: nos hemos puesto en dos filas, con las manos entrecruzadas a la altura del estómago, hemos andado en silencio siguiendo a un monje tocando una campanilla, nos hemos purificado con incienso, hemos hecho una serie de reverencias y nos hemos sentado sobre un cojín, con las piernas cruzadas en la posición del loto (o medio loto, si no puedes con el loto normal), manos a la altura del hara (lo que viene a ser el bajo vientre) con mano izquierda sobre la derecha, dedos juntos y pulgares tocándose en la punta. Los que hagan aikido conmigo sabrán muuuy bien de qué estoy hablando.

Lo bueno es lo siguiente: durante todo el tiempo de la meditación, hay un monje con una madera plana paseando por entre las filas de alumnos. Si alguno de ellos pierde la concentración, el monje le dice que se incline y le da tres palmetazos con la madera en la espalda. Lo curioso es que, si tú crees que estás perdiendo la concentración, puedes pedirle que te lo haga, aunque él no fuera a hacerlo. Francamente, no entiendo cómo unos palmetazos en la espalda pueden ayudarte a recuperar la concentración. En todo caso, se la quitarán a los demás, en parte porque los palmetazos resuenan muchísimo, y en parte porque te partes de risa cuando se lo hacen al de al lado. En el rato que hemos estado ha habido tres palmetazos: el primero porque uno no paraba de moverse, el segundo y el tercero por petición expresa. De los dos primeros no sé mucho, pero el tercero ha pasado casi enfrente de mí, y el rumorcillo de risas posterior ha durado como un par de minutos.


Humor: Muuuuy relajado... Un dulce: el anko.

Actualización: Me he encontrado con mi primer ataque de spam en el blog, así que, sintiéndolo mucho, a partir de ahora sólo podrán comentar los que estén registrados.

lunes, 20 de octubre de 2008

ii yo!

Como ya os adelanté este fin de semana, hoy me ha tocado una conferencia tamaño económico familiar. De hecho, se trataba de dos conferencias sobre el mismo tema: la historia de Japón. Muy interesantes. Ambas.

La primera la ha dado una profesora de historia de una de las universidades de Tokyo, una no demasiado importante. Era mujer, y era extranjera, americana por mas señas, lo que explica que no lograra un puesto en una universidad más importante, porque hay que decir que está más que cualificada, aparte de saber expresarse perfectamente. En inglés, claro: si llega a hablarnos en japonés me quedo frito a los dos minutos.

El caso es que se ha puesto a hablar sobre la historia de Japón desde la era prehistórica, cuando aún no tenían un sistema de escritura, hasta la época Edo (lo que en Europa sería el final de la era medieval), además de explicarnos algunas cosas básicas sobre las religiones shintoísta y budista (las mayoritarias en Japón) y sobre cómo llegaron aquí. Leyendas, supersticiones, y la "vía del guerrero" (Bushido), todo eso ha caído en la primera conferencia.

La segunda ha sido algo más recia, porque cubría toda la etapa moderna de Japón: su participación en distintas guerras, su aislamiento del mundo occidental (totalmente auto-provocado, no sintáis pena), su decisión de no tener ejército y posterior creación de las "fuerzas de defensa", como se conocen hoy en día... Es curioso: es un país "sin" ejército, pero es el quinto que más gasta en defensa de todo el mundo.

Siento no ser más explícito con todo esto, pero sinceramente, hay demasiado que contar, y si entrara en detalle no acabaría nunca. Hablando de otra cosa, este viernes me voy a Osaka, a conocer a la gente de mi compañía. Salgo el jueves por la noche, llego el viernes por la mañana, hago la visita y el viernes por la noche me vuelvo a Tokyo. Me gustaría quedarme el fin de semana en Osaka, pero no hay billetes de bus para otros días, así que me toca ir a lo justo. Buf, dos días seguidos durmiendo en autobús... no se lo desearía a nadie. Deseadme suerte.

Humor: poco. Una canción: "Me muero", de "La Quinta Estación".

domingo, 19 de octubre de 2008

Ooru naitaa (2ª parte)

Bueno, sigamos con lo de ayer. Como ya os conté, me pasé la noche en un hotel cápsula. La verdad, no es como parece visto en la tele: la "cápsula" es más grande que algunas camas en las que he dormido. Para que os hagáis una idea, puede tener un metro de alto, metro y medio de ancho, y alrededor de 2 metros de largo. Yo mido 1.80, así que no pude estirarme tanto como en una cama normal, pero no estuve apretado para nada. Desde luego, para una persona más baja que yo, incluso para algunas tan altas como yo, es un sitio estupendo en el que dormir: limpio, silencioso... lo único que le faltaba era aire acondicionado, pero los que me conocéis sabéis que yo no gasto de eso, así que dormí muy bien... durante las 2 horas y media que dormí, claro.


Cuando salímos de allí nos compramos algo de desayunar en el combini de al lado y nos fuimos a la lonja de Tokyo. Si tuviera que definirla en una palabra, sería "grande". Sólo conozco la lonja de Cartagena, pero uno de mis compañeros ha visitado las lonjas de Galicia, y según él no hay comparación. Es grande. Muy, muy grande. De hecho, puede que nos pasáramos una hora pateándola, y no creo que viésemos todo lo que había.



Estaba todo muy apretado: entre los puestos había el espacio justo para que pasara una persona, y cada 100m o así había caminos más anchos, para que pasaran los cochecitos que usan para llevar las cajas de un lado a otro.




Después de eso nos fuimos a tomar el típico desayuno de cuando vas a la lonja: arroz con pescado crudo. Os aseguro que iba con toda la intención de hacerlo, en serio. Pero no pude. Cuando me senté delante del menú, se me apretujó el estómago, como diciendo "atrévete a tragarte eso y te acordarás de mí". ¿Qué iba a hacer? Le hice caso. De hecho, al cabo de un rato Blanka me preguntó si quería un poco de su plato, porque ella también estaba en serias dificultades para comérselo, así que cogí un pedacito con los dedos, y antes incluso de que pudiera llevármelo a la boca me dieron arcadas, en plan "te lo advertí".


¿Os acordáis que esa mañana íbamos a ver un parque? Bueno, pues aunque faltaban horas para que llegase la gente, nos fuimos para allá, más que nada porque no había nada más que hacer. En el camino se descolgaron Hector y Blanka, porque esa noche querían ir a un concierto, y les hacían falta horas de sueño. El parque en cuestión se llama Koishikawa, que significa algo así como "río de pequeñas piedras". Hacía falta pagar para entrar, porque en realidad más que un parque es algo así como un enorme jardín botánico, así que nos fuimos a tomar algo mientras esperábamos a los demás, que resultaron ser Anna, Lucia y Elena. Ya todos juntos, nos dirigimos al parque.

Si alguno de vosotros recuerda mis pensamientos allá por los albores del viaje, cuando me fui al parque Ueno, se imaginará lo que voy a decir de éste, pero por si acaso, me repito: los parques, y en general todo lo verde, ejerce un efecto balsámico sobre mí, y ésta no fue una excepción. Nada de sueño, nada de preocupaciones, nada de nada. Sólo vida, aire fresco y sonidos relajantes a mi alrededor. En serio, es imposible de explicar con palabras.





Tras la visita, cerca de la 1 de la tarde, la idea era irse al parque Ueno a visitar museos. Me apetecía, mucho, pero ya no podía más. Alejandro y Rocío también estaban necesitados de una visita a la almohada, así que nos despedimos del resto y nos fuimos cada uno por nuestro lado. El resto del día lo pasé en casa, estudiando... sí, anda, como que iba a estar para estudiar esa tarde. Bastante tuve con mantener los ojos abiertos hasta que fue una hora razonable para llamar a mi casa. Y hoy sigo igual de baldado, pese a que me he quedado el día en casa descansando (y estudiando un poco, esta vez sí), así que me voy a la camita temprano. Un abrazo, y hasta mañana.

Humor: El lógico, después del día que llevo. Una comida: Galletas con chocolate.

sábado, 18 de octubre de 2008

Ooru naitaa (1ª parte)

Bueno, como ya habéis visto, ayer no escribí nada. No, no me estoy aficionando a no escribir todos los días, es simplemente que ayer noche no pasé por casa.

Me explico. Tras un par de horas de clase por la mañana, tuvimos que irnos al centro (donde estudiaba antes) para una conferencia. La verdad es que fue una conferencia la mar de interesante, sobre la evolución cultural en el japonés trabajador medio. Más o menos nos vino a confirmar algunas cosas que ya sospechábamos y nos comentó otras que ni nos imaginábamos. Por ejemplo, parece ser que la razón de que el sistema educativo japonés sea tan increíblemente malo es que, tras las segunda guerra mundial, quisieron eliminar de raíz la competitividad entre japoneses, para pacificar un poco los ánimos dentro y fuera de Japón, y apañaron el programa educativo para que no hubiese ni gente mediocre ni gente brillante: sólo había gente "normal". También nos comentó algunos detalles ya conocidos sobre el racismo y la misoginia en la sociedad japonesa, así como algunos ejemplos más de la hipocresía japonesa de la que ya os he hablado otras veces, por ejemplo, empresas que dicen aceptar a cualquiera pero que sólo quieren a los de las mejores universidades, aunque estén menos preparados que gente de otras universidades de menos prestigio. En fin, una conferencia muy muy interesante, en todos los sentidos. Claro que lo chulo vino después.

Tras arreglar la distribución de mesas y sillas para una maxi-conferencia que tenemos el lunes, y que nos va a ocupar todo el día, nos quedamos unos cuantos en el centro, hablando, más que nada porque nos apetecía salir a cenar por ahí. El único plan que había era quedar al día siguiente, sábado, por la mañana, para visitar un parque con buena pinta en... no me acuerdo, en alguna parte. El caso es que le preguntamos a nuestra contacto en el centro por algún sitio donde cenar y nos dibujó un mapa con varios sitios. Los que sepáis algo de los japoneses ya sabréis lo que sigue: el mapa era dolorosamente inexacto, tanto que no encontramos ni uno de los restaurantes que nos dijo Sato-san. Total, que Alejandro se acordó de un restaurante americano en el que cenó un chuletón hacía algún tiempo, y allí que fuimos. Al final nos juntamos 7 personas: Alejandro, Rocío, Hector, Blanka, Robbie, Jakub y yo.


Después de una cena para el recuerdo, entre otras cosas por la maravillosa sensación de tener carne roja en el estómago por primera vez en más de un mes, Robbie se marchó, y los que quedamos nos fuimos a beber algo antes de irnos a nuestra casa. Un rato después Jakub se fue también, y cerca de las 11 nos marchamos también nosotros, pero pasó algo. Alguien dijo: "Me apetece hacer algo espontáneo", frase mágica que, en un ambiente adecuado, provoca respuestas del tipo: "De acuerdo, vámonos a Akihabara y pasamos la noche en un hotel cápsula". Dicho y hecho: media hora más tarde veía a mi amada Akiba de noche por primera vez.

Tras hacer reserva en el hotel cápsula, nos encaminamos a un pequeño bar-restaurante cercano, donde bebimos el tradicional sake caliente japonés y nos comimos una especie de judías que, al parecer, eran soja en estado natural. Curiosamente, sabe a una mezcla entre guisantes y habas, muy dulces.


Nos pasamos allí, hablando de lo divino y lo humano, hasta cerca de las 2 de la mañana. El plan, os lo cuento por adelantado, era irnos por la mañana, a primera hora, a la lonja de Tokyo, visitarla, y comer el típico arroz con pescado crudo. En fin, que nos fuimos al hotel cápsula, algunos nos pegamos una ducha en un típico baño japonés, de esos con asientos frente a los grifos, y luego nos echamos a dormir tras poner el despertador a las 5 de la mañana.

(Continuará...)


Humor: Muy, muy entusiasta. Un color: blanco con lazo rosa (no hagáis chistes).

jueves, 16 de octubre de 2008

Yomimashou!

Otro día normal y corriente: clase, examen de gramática, mucho hablar... con un pequeño giro. Algunos de vosotros conocerán ese juego para niños en el que se encadenan palabras, ya sabéis: se empieza una palabra con la última letra de la anterior, y así. Bueno, pues esta tarrde nos hemos puesto a jugar a eso. Con sílabas, claro, que es lo que conocen por aquí. Es una buena manera de ampliar vocabulario con palabras que los demás saben y tú no, y además es probablemente la única oportunidad que tenga en mi vida de pronunciar la palabra "minagoroshi". Significa "masacre", y no, no estoy loco: estas cosas se te quedan por leer cosas como ésta:


Me los compré ayer, en el "Book Off" del que ya os he hablado. Lo malo: el vocabulario es complicado, aunque la gramática es relativamente sencilla. Lo bueno: ya me los he leído en español, así que me costará menos trabajo leérmelos. Lo magnífico: sinceramente, estaba deseando tener entre mis manos ejemplares de "Detective Conan" en japonés, y más aún si me los he podido comprar por 100Y cada uno.

Humor: lector. Una frase: Hannin wa... anata da!

miércoles, 15 de octubre de 2008

Hanashitaidakedo, hanasenai...

Bueno, después de dos días sin actualizar, supongo que hace falta una explicación. La verdad, tenía una buena razón para no escribir estos dos días. Más aún: dos razones. La primera es que no he hecho nada. Nada interesante, se entiende: el lunes, que era fiesta, me lo pasé entero estudiando, y el martes... bueno, el martes pasaron cosas, que ahora os contaré, pero tampoco nada del otro mundo. La segunda razón era más poderosa: tanto un día como otro me los pasé hablando por el Skype hasta la 1 o las 2 de la mañana (de aquí). Sobran más explicaciones, ¿verdad?

Como ya os he dicho, el lunes fue un día terriblemente aburrido, si dejamos de lado el hecho de que me pasé por el Uniculo del que os hablé antes. En realidad, se llama Uni-Q-lo, que es un juego de palabras que parece juntar "único" y "low" (de "low price", bajo precio). Es una tienda de ropa en plan almacén: grande, ropa sin marca, barata, funcional. Encontré unas camisetas de manga larga que ya me iban haciendo falta, y un cinturón, porque aunque sigo teniendo "reservas" ya me había quedado sin agujeros en el que me traje. Sí, estoy adelgazando, aunque no sé cuánto porque no tengo dónde pesarme, pero se nota. El uni-Q-lo ese estaba en unos grandes almacenes tipo europeo, de esos con varias plantas y un montón de tiendas en cada planta (los de Cartagena: pensad en el Mediterráneo). Habría unas 20 tiendas de ropa, de las cuales (atentos) sólo 4 tenían ropa para hombre. Toma ya discriminación. Había una de ropa elegante, una de ropa de marca, y dos de ropa barata, una en plan fashion y la otra el uni-Q-lo. Y una tienda de calcetines. Sólo de calcetines.


Ayer fue un día entretenido. Demasiado, incluso. Durante el día, los del centro nos visitaron en la escuela de intercambio, y durante un día estuvimos todos juntos. Bueno, eso es mucho decir: las clases estaban en varios pisos, así que tampoco nos vimos tanto, pero al menos nos vimos las caras tras un tiempo. Por la tarde teníamos, en principio, una conferencia en el centro, pero cuando llegamos, atravesando lluvia, viento y frío, nos dijeron que la conferencia no era para nosotros. Viva la comunicación. Entre el cabreo de haber tenido que tragarnos media hora de metro para nada y la lluvia, nos fuimos cada uno a nuestra casa y ahí se terminó el día.

Respecto a hoy, bueno, ha sido otro día más como cualquier otro: examen de kanjis (ración doble, creo que la semana que viene nos acabamos el libro), anuncio de examen de gramática para mañana, y descubrimiento atroz: la profesora que tenemos los miércoles (y los lunes, pero aún no he tenido ningún lunes) es horrorosa. Bueno, a lo mejor exagero un poco: no es tan horrible como la de los viernes en la otra escuela, pero se esfuerza en serlo: no explica nada, hay muchos silencios en clase cuando no sabemos qué decir... no es que no sepamos decir lo que queremos decir: es que no tenemos nada que decir, porque no sabemos qué rayos quiere que digamos. En fin, al menos es simpática, algo es algo.

Humor: Vago. Un color: el violeta.

domingo, 12 de octubre de 2008

Cultura japo

Hoy ha habido plan organizado por los de la beca. Resulta que a principios de semana nos mandaron un correo según el cual una mujer se ofrecía a llevarnos a los que quisiéramos a hacer origami, y luego a hacer y comer sushi. La mujer decía que si se apuntaban menos de 4 nos invitaba a su casa, pero creo que no se esperaba que nos apuntásemos 16. Nos han metido en un edificio magnífico: amplio, limpio, silencioso... Parece ser que es un lugar dedicado a actividades sociales llevado por gente discapacitada, aunque ninguna de las personas que nos ha atendido lo era.

Bueno, la primera parte, el origami (o papiroflexia, para los que no conozcan el término nipón) es el arte de crear formas a base de doblar el papel. Yo me esperaba una especie de clase, pero más que nada ha sido una forma de pasar el rato. Hemos hecho flores, cajas, nada demasiado complicado, pero nos lo hemos pasado muy bien.


A media mañana nos hemos ido a comer algo, y buena falta nos ha hecho, porque algunos (yo entre ellos) íbamos sin comer. Luego hemos seguido doblando papel un rato más, y finalmente nos han llevado a la cocina, en la que nos han dividido en dos grupos: uno dedicado a hacer sushi, y el otro tempura. El sushi es arroz al que se le da forma de dátil (mas o menos), sobre el que se colocan diferentes cosas, como pescado o tortilla. El tempura es, simplemente, verdura rebozada: primero se parte en trozos finos, luego se reboza en harina, se mezcla con un poco de agua para que la harina se quede pegada, y luego se echa en aceite muy caliente, haciendo una especie de bolas de verdura realmente deliciosas. Entre eso, y algunas ensaladas que nos habían preparado de antemano, hemos cenado.



Lo que yo pensaba que iba a durar dos o tres horas como mucho, al final nos ha llevado todo el día. No me arrepiento, por dos razones: la comida ha sido buenísima (no es porque la hayamos hecho nosotros, que conste) y los anfitriones han sido de lujo. Alguno chapurreaba inglés, y hacían de intérprete, pero de todas formas hemos hablado con todo el mundo y nos lo hemos pasado genial. Lo único malo es que no he podido estudiar, pero eso se arreglará mañana, porque me quedaré el día entero en casa.

Humor: admirativo. Una canción: Siempre que vienes a casa, me pillas en la cocina...

sábado, 11 de octubre de 2008

La T con la G y con la S...

Dios mío, qué cansado estoy... Os juro que estoy por acostarme ya, y seguramente lo haré en cuanto termine de escribir esto. Después del día de ayer, de pie todo el día en la fiesta de la embajada y luego en el kendo, y luego todo el día de hoy andando de un lado a otro, tengo la piernas hechas harina...

¿Que por qué me he pasado el día andando? Ah, es cierto, no os lo había dicho. ¿A alguno le suena el Tokyo Game Show? A los que les suene me odiarán, pero a los que no les suene, os diré que es una convención que dura varias días, de los cuales está abierto al público sólo 2, hoy y mañana. La convención trata de juegos, así de sencillo. Las empresas llevan allí demos de juegos que van a sacar dentro de poco, la gente hace colas tremendas para probarlos, hay presentaciones, entrevistas, cosplay... Vamos, una de tantas frikadas que me gustan a mí. Me he pasado de pie y andando desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche, más o menos, sumando el tiempo que he pasado en el metro de pie para volver, así que comprenderéis que esté algo cansado. Me callo. Que hablen las fotos.

La bienvenida


Detalle retro: una de las primeras cosas que vi fue esta máquina de marcianitos.


El stand de Square.


Para los curiosos: arriba pone "La gran aventura de Banjo y Kazooie".


Vista aérea del recinto a la hora de comer.


Yo, probando una pistola de juguete. Suena mucho más infantil de lo que es.


A la hora de salir, todas las azafatas de los stands se ponen en fila. Es una manera muy amable de echarnos.


Despedida ante el robot gigante.

Para las fotos del cosplay, estoy seguro de que Héctor pondrá en su blog fotos mucho mejores que las que saqué yo. Sólo voy a añadir algunas cosas más que no se ven en las fotos. Van de videojuegos, como es lógico, así que alguno no las entenderá, pero aunque sólo sea por los que sí, merece la pena decirlas. Resumiendo: Shining Force Feather, Chrono Trigger DS, Valkyrie Profile Feather, Fate/Unlimited Codes, Final Fantasy VII Advent Children Complete, y Shenmue 3. Sí, lo repito para los escépticos: Shenmue 3.

Humor: No. Una letra: la Z, por triplicado.

Un día español

Un día muy, muy ocupado. ¿Sabéis que el próximo domingo es el Día de la Hispanidad? Pues como cae en domingo y hacer fiesta un domingo no es correcto, aquí se celebra hoy. En la embajada española, se entiende. Nos hemos pedido el día libre, y nos hemos ido para allá. Yo, con retraso, porque, como buen español que soy, se me olvidó la entrada en casa, y cuando ya estaba yendo a recogerla un amigo me recomendó que llamara a la embajada, donde me dijeron que pasara de la entrada y que fuera. Si es que ser español está muy bien, caramba. Total, que hemos disfrutado hablando en español como nunca desde que estamos aquí, y probablemente por última vez mientras estemos aquí. Hemos comido cosas españolas, conocido residentes españoles en Japón, intercambiado anécdotas...


...y visto cosas tan peregrinas como ésta:


Luego de la embajada nos han dicho los compañeros del centro que había algo relacionado con el kendo preparado para esta tarde, así que algunos nos hemos ido para allá. Esperábamos una de las habituales charlas paliza, pero en lugar de eso nos han llevado a una especie de gimnasio cercano al centro donde hemos asistido a una clase de kendo para niños. Nos han explicado que el maestro estaba dispuesto a hacernos un precio especial si queríamos ir: clases todos los viernes por 500Y el primer mes, y 1000Y los siguientes. Un regalo, como veis, pero a eso habría que sumar el precio de todo el material, así que me lo estoy pensando.


De todas formas, la clase ha sido muy interesante: hemos visto practicar a niños de entre 6 y 12 años, y lo hacían mucho mejor que nosotros. Sí: en un momento dado, uno de los profesores nos ha llevado a un aparte de la clase y nos ha dado unos cuantos shinais para que nos vayamos turnando haciendo algunos de los movimientos de kendo, como el golpe a la cabeza o el toque para apartar la espada. No me ha salido demasiado mal, pero me ha hecho recordar los buenos tiempos. Ay, cómo echo de menos las clases de aikido. Sí, a LOS de la clase de aikido también os echo de menos, tontorrones. Por cierto, el otro día encontré un grupo de aikido que da clases gratuitas todos los sábados. Tendré que probarlo, a ver cómo hacen el indio por aquí.

Humor: combativo. Un arma: el bokken.

PS: Mañana será un día especial, ya veréis por qué.

jueves, 9 de octubre de 2008

Oishii da yo!

Bueno, parece que ya nos hemos acostumbrado al ritmo de la nueva clase, porque no sólo no ha sido tan cansado como ayer, sino que nos hemos partido de risa. Pero bueno, lo primero es lo primero, como dijo alguien, y os prometí algunas fotos de mi nuevo lugar de trabajo.



Como veis no es nada del otro mundo. Si no fuera por los carteles y por la pinta de la gente, podría ser España. En fin, que lo que ha sido la case ha sido mucho más llevadera que la de ayer: nos hemos enterado de todo, hemos practicado muchísimo, y hemos tenido una clase de recuperación al final en la que nos hemos partido de risa, por dos razones: porque nuestra profesora de esas clases es una cachonda, y porque cada dos por tres nos hemos puesto a hablar en "japonés informal", y parecíamos personajes de manga. O yakuzas, según algunos.


Aquí tenemos a Bolek, un compañero polaco, dando una clase magistral.


Y aquí le tenemos presentando uno de sus últmos trabajos de japonés avanzado.

Cuando hemos salido a comer, a Filippo y a mi no nos apetecía comer en el Yoshinoya (el restaurante de comida rápida de por aquí), así que nos hemos ido a explorar. Hemos encontrado varias cosas: un par de restaurantes decentes en los que comer por 500Y, una callejuela con tiendas de ropa y cosas raras, y una frutería que visitaré a menudo. Además, en la misma frutería me he llevado una sorpresa al encontrarme con una cosa que llevaba años queriendo probar, que he visto en cientos de mangas y animes y que no había encontrado hasta ahora en ninguna parte. De hecho tendré que seguir buscando, porque encontrar esto en un supermercado no tiene mérito: quiero encontrar un puesto callejero de esto. Me estoy refiriendo al Taiyaki, un ¿dulce? con forma de pescado. De hecho, lo tengo delante ahora mismo. Voy a ver qué tal está, que tengo hambre...


Jolín, si está así de bueno comprado en supermercado, a lo cutre, no quiero ni imaginarme cómo tiene que estar calentito y recién hecho. Resulta que es una cubierta parecida a un bizcocho rellena de pasta de anko. El anko, para los que no lo sepan, son unas judías rojas con las que se suelen hacer dulces en Japón. En serio, suena asqueroso, pero está buenísimo.

Cambiando de tema, hoy tengo una historieta que contar. Resulta que Emilio, uno de los compañeros vulcanianos, se fue el otro día a comer por ahí con una chica española que lleva 30 años viviendo en Japón, casada y todo. En fin, se metieron en un restaurante y el camarero, dueño o lo que sea les salió al paso para recibirlos, como se suele hacer aquí. Si vais a cualquier tienda japonesa os recibirán con un "Irasshaimase", que significa "bienvenido", pero las palabras de este hombre fueron algo así como: "Irasshai... GAIJIN DAME!". "Gaijin" es un térrmino despectivo que se usa con los extranjeros, y "dame" es una palabra muy muy japonesa que significa algo así como "prohibido" o "no puede hacerse". Como os podéis imaginar, lo que significa la frase es que, en cuanto vio que eran extranjeros, les quiso echar. La chica, que después de 30 años sabe más japonés que los propios japoneses, se dirigió a él hablando en un correctísimo keigo (el estilo usado para referirse a alguien superior a ti), le explicó que llevaba 30 años viviendo en Japón, que le parecía una grosería por su parte y algunas otras cosas que resultaban tremendamente avergonzantes para el tipo del restaurante, pero que son intraducibles. Evidentemente no se quedaron a cenar allí, pero en los minutos en los que ocurrió todo esto se organizó un corrillo de gente bastante curioso. Emiliio me ha dicho que me va a pasar fotos del momento, y la verdad es que estoy deseando verlas. Para que luego digan de los japoneses y su hospitalidad. Seamos realistas: Japón es como cualquier otro sitio, con su ración de gente decente y su ración de gente imbécil.

Humor: con forma de pescado. Una serie anime: "Kanon", de Visual Arts.