La reunión. Sí, es cierto. Habíamos ido a Bruselas a algo de eso, ¿verdad? Bueno, la reunión tuvo dos partes muy diferenciadas: por la mañana tuvimos dos charlas, una de la representante de la beca por el lado japonés, que no nos dijo nada importante, y otra de la representante europea, que básicamente nos deprimió. ¿Sus palabras? "Os vais a deprimir, lo pasareis muy mal a ratos, y recordad siempre que no debeis ser irrespetuosos ni quebrantar la ley por ningún motivo, porque os podrían deportar." Yupi.
Descanso para la comida: bocatas fríos y un helado.
Y por la tarde, lo bueno: nos trajeron a un ex-vulcaniano, un arquitecto italiano, que nos habló de su experiencia. Fue un curioso contrapunto: "Os lo vais a pasar genial, el choque es muy grande pero vuestros compañeros de trabajo os ayudarán muchísimo, teneis que decir que sí a todo lo que os propongan, sean viajes, salir al karaoke o a bailar, trekking, lo que sea". Eso está bien, opiniones contrastadas, y que cada uno se busque su término medio. Eso sí, a algunos el acojone de la mañana nos duraría todo el día.
Luego nos comentaron algunos detalles sobre la llegada: primera noche en un hotel, luego enviamos nuestros equipajes a donde viviremos (a cada uno, su empresa le proporciona alojamiento en un lugar diferente, incluso mientras estamos en Tokyo), luego abrir una cuenta en el banco, una reunión informativa... El curso de japonés empieza la segunda semana, pero ya tenemos los 4 primeros meses planeados cada día, cada hora... hasta las 4 de la tarde, que termina el curso. Ya os informaré del resto ;)
El resto del viaje, sin incidentes: fiesta por la noche, al día siguiente me fui con unos cuantos a ver el Atomium, luego al aeropuerto, subo al avión... nos dicen que hay una avería, bajamos del avión, nos dicen que hablemos con los representantes de Iberia, hacemos cola durante una hora, nos dan una noche de hotel en el hotel frente al aeropuerto, y me pierden la maleta. Sin llegar a despegar. Con documentos importantes dentro. Bieeeen.
La noche, casi en vela. Si no llega a ser porque estaba rendido del palizón del aeropuerto, ni duermo. Dormí en paños menores y me lavé los dientes con el dedo, y a la mañana siguiente me dicen que mi maleta está en San Javier. La próxima vez me facturo yo y que mi maleta suba al avión. Alivio generalizado, sonrisa de oreja a oreja, nada puede deprimirme. El avión despega una hora tarde: no pasa nada. Cuando aterrizamos me toca esperar otras 3 horas al siguiente avión: no pasa nada. Para pasar el rato me voy con los compañeros del vuelo frustrado a recoger los equipajes, y resulta que el avión ha despegado sin una sola pieza de equipaje a bordo. No pasa nada. Bueno, a mí no, pero el resto del pasaje estaba dejando florecer sus ansias asesinas, y con razón. Lo siento sobre todo por un chico que conocí, un músico mexicano, que iba a hacer una gira con su grupo por España y le perdieron la maleta. Por suerte la guitarra la llevaba consigo, pero me pregunto si, con todo lo que tenía que moverse, su maleta le habrá alcanzado. Gilberto, si lees esto, espero que tuvieras mucha suerte.
En fin, el resto es historia. Me he pasado el verano estudiando japonés, o al menos las partes del japonés que creo que me darán más problemas, y estoy deseando empezar a practicarlo en serio. Hasta entonces, un abrazo a todos. Las próximas noticias, desde el otro lado del mundo.
PS: Por si las horas de posteo de estas primeras entradas os chocan, os diré que tengo el Blogger configurado con la hora de Tokyo, así que eso empezará a tener sentido cuando llegue.
Humor del "momento avión": Amburtioso. Serie: Family Guy.
Hace 12 años