

Está claro que a esta gente le gusta eso de subir y bajar de sitios. En fin, por si el día anterior no había sido ya agotador, éste terminó de destrozarme las piernas. Pero, una vez más, mereció la pena.

Tras este agradable paseo, un corto trayecto en tren me llevó a Okayama, otra zona montañosa con fama de ser bonita. Por suerte, lo único que me interesaba de esta parte de Japón era el castillo y un parque que tiene delante. Es uno de esos parques en los que hay que pagar para entrar, pero no es demasiado caro, y es un lugar magnífico en el que pasar la tarde.



La vuelta a Osaka, en tren, larga y silenciosa. Bueno, no tan larga, solo unas 3 horas, pero cansado como estaba, casi me quedo roque. Y el día siguiente, a Kyoto, a seguir haciendo el turista. Pero eso es otra historia...
Humor: relajado. Un cuento: La leyenda de Momotarou.
3 comentarios:
Holaa , cuanto tiempooo, ya veo qe te lo papsa muuy bien de viajee, qe envidia :D
Hola Juan Antonio, ahora que ya debe quedar poco para que el vulcanus se acabe estaría bien si pudieses hacer un post explicando tu valoración del programa, que has visto de bueno y que de malo. Un Saludo.
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