domingo, 16 de agosto de 2009

Tema 4: la comida

No voy a hablar de la comida japonesa en general, sino de algunas cosas particulares de su cocina. Lo primero y principal: el desayuno. Llamadme anticuado, pero para mí el desayuno es una comida realmente importante, y en mi caso particular más aún porque no me gusta el café. Sí, lo sé, un milagro: alguien que ha salido vivo de la universidad sin beber café. El caso es que yo me despierto con azúcar en lugar de con cafeína, y eso choca de frente con los japoneses. ¿La razón? Aquí no les gusta mucho el azúcar. Los desayunos japoneses consisten en un cuenco de arroz blanco, a veces cubierto de unos copos deshidratados de huevo o pescado; un cuenco de sopa de miso, de la que hablaré más adelante; y algo más. Ese "algo más" puede ser un pedazo de pescado frío, un huevo crudo, unas verduras no identificables, o un cuenco de algo llamado "natto", que vienen a ser judías fermentadas con un olor y un sabor extremadamente fuertes, y una consistencia muy muy asquerosa. Ah, ¿el miso? Lo mismo: soja fermentada, pero en forma de sopa. El sabor es un poco raro, aunque es comestible. Pero no en un desayuno.


¿Y los dulces? El dulce más típico de Japón es el anko, una pasta de judías rojas (¿empezáis a ver un cierto patrón?). No está malo. De hecho, está muy bueno, sobre todo metido en un bollo caliente, pero resulta curioso que casi nunca se ve a adultos comiendo algo como esto. La única situación en la que he visto a adultos comer dulces es durante el té, y eso es porque el té japonés es muy muy amargo, y se suele acompañar de dulces diseñados especialmente para acompañar al té. El resto de los dulces se asocian a los niños, y parece ser queda mal que un adulto coma cosas "para niños". A las mujeres se les perdona porque, en la sociedad japonesa, las mujeres tienen que ser "monas", y no hay nada más mono que una mujer comportándose como una niña.


Ah, un detalle más (parezco Colombo). Cuando pasas por delante de un restaurante japonés te puedes encontrar con un cartel con fotos de los platos, algo parecido a lo que nos encontramos en España, pero lo normal no es eso. Lo normal es encontrarse con un escaparate de platos hechos de cera, representaciones fieles de lo que te vas a encontrar en tu plato. En serio, hay un negocio tremendo alrededor de los platos artificiales (he dicho cera por decir algo, pero no es cera: es más bien una especie de silicona). De hecho, encontrarse con estos platos delante de un restaurante es tan normal, que los que no se lo pueden permitir (por falta de recursos o porque cambian muy a menudo de menú) lo que hacen es poner los platos de verdad. En el comedor de mi empresa, por ejemplo, tienen cada día un escaparate diferente con los platos que tocan, y son platos de verdad, que supongo que tirarán después a la basura. También me los he encontrado en la calle, y como yo soy muy tocón, van ya varias veces que meto la mano en un cuenco de sopa pensando "hay que ver, qué bien hecho que está".


Humor: Necesito un cambio. Un juego: Brain Dead 13.

And now for something completely different...

3 comentarios:

DrJones dijo...

Natto. Puah!

Esteban dijo...

Ya queda poco...

Arreis O'Neil dijo...

Cierto, Esteban, ya queda poco: tendré que darme prisa en acabar estas estradas ;)