domingo, 23 de agosto de 2009

Tema 6: los sonidos

Hoy en día, resulta difícil encontrar sitios silenciosos. A menos que vivas en un pueblo, o una ciudad muy pequeña, lo normal va a ser que, en ciertos momentos del día, vas a tener un concierto de uno u otro tipo resonándote en la oreja, ya sea por el centro comercial de la esquina o por los varios centenares de coches que salen del trabajo a tal hora. Japón no es diferente en eso. Es diferente en el tipo de sonidos que se oyen.

Como ya he dicho antes, Tokyo no es Japón. Cuando vas andando por las calles de Tokyo, te puedes encontrar con dos tipos de sonidos, dependiendo de por dónde vayas andando. Si es una zona comercial, lo normal es oir música y gritos de gente con megáfonos anunciando las mercancías de sus tiendas. Pero en lugar de eso, vayamos a una zona más normal, con casas y oficinas. Aquí lo raro no es lo que se oye, sino lo que no se oye: voces. No es que haya silencio, pero es extrañísima la poca cantidad de gente que va hablando por la calle. Incluso las parejas suelen ir andando sin decir ni palabra, o hablando muy bajito.

En el resto de Japón (o, lo que es lo mismo en mi caso, en Osaka), esto no es así, porque la gente habla por la calle de forma normal, pero aún así, hay muchos sonidos que chocan. El primer ejemplo que me viene a la cabeza es el supermercado. Ya he dicho que es muy común encontrarse con gente cuyo trabajo es plantarse ante una tienda e invitar a la gente a que pase a voz en grito, pero ¿qué pasa cuando no te puedes permitir algo así? Pones una grabación. 30 segundos de grabación, un minuto a lo sumo, repitiéndose durante todo el día en un rincón de la tienda, con una voz monótona (o no tanto) hablando de las maravillas de tal producto, o de la tienda en general. Yo hace ya tiempo que me da pánico acercarme a la esquina del sushi de mi supermercado, porque el bucle de 30 segundos del tío hablando de las ofertas de sushi me crispa los nervios, y eso que solo me paso allí unos minutos. No quiero ni imaginarme lo que tiene que ser trabajar allí, y escuchar la misma cháchara durante toda tu jornada laboral, todos los días. Me viene a la cabeza la imagen de un cerebro derretido como mecanismo de autodefensa.

Hay otros sonidos que no son tan cansinos, pero que sorprenden. Por ejemplo, las escaleras mecánicas que te dicen que tengas cuidado al entrar o salir, y a veces te informan amablemente de adónde van ("van... hacia arriba"). O los autobuses que no te dicen por qué parada vas pero te avisan de que la puerta se va a cerrar. O el "Himno a la Alegría", que se oye en todas las tiendas y colegios de Japón cuando los están cerrando, en plan "les rogamos amablemente que se vuelvan a sus casas". O los pájaros que se oyen en las estaciones de metro. Un amigo me comentó que ponen ese sonido para que los trabajadores no se vuelvan locos cuando hay silencio, pero no sé qué es peor: eso, o escuchar el mismo "piopio" cada 10 segundos. Porque no son varios sonidos: es uno solo que se repite periódicamente. Una vez más, da la impresión de que un japonés vio esto en otro sitio, dijo "es una buena idea", pero al replicar el sistema no entendió en absoluto el objetivo final.

Por último, no todos los sonidos típicos de aquí son grabaciones. En todo tipo de tiendas es normal que cada cierto tiempo un empleado cualquiera coja un micro y se ponga a hablar de sus ofertas, productos y demás por megafonía, a veces incluso desatendiendo sus obligaciones, durante varios minutos. Una vez tuve que esperar durante casi un minuto a que la cajera de una librería acabara su perorata hasta que me pudo cobrar. ¿Le darán un bonus a fin de mes al que hable durante más tiempo?

Humor: lo dicho, con prisas. Si es que no tengo remedio... Una película: "Cantando bajo la lluvia".

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