domingo, 4 de enero de 2009

Últimas noticias, por ahora

Ésta es la última entrada antes de irme a Osaka. Sí, me voy pasado mañana, pero dudo mucho que mañana vaya a escribir nada, porque me pasaré el día haciendo el equipaje. Eso, y todo lo demás que viene con la mudanza: limpiar la habitación, mirar horarios, tirar basura, y probablemente enviar a casa un paquete con un montón de cosas que no me harán falta. Pero dejemos de hablar de mañana, que tengo un par de días que comentar.

Ayer, día 2, fue especial: el Emperador (imagináoslo vestido de negro y lanzando rayos por los dedos, por favor) salió a la ventada de su palacio para saludar a su gente. Fue entretenido, pero cortito: apenas dijo algunas palabras sobre que desea lo mejor a sus súbditos durante este nuevo año, y demás. Y sí, me llevé cámara, pero sin batería. Literalmente: la puse a cargar la noche anterior, y me llevé la cámara sin acordarme de meterle la batería. Tranquilos, saqué fotos con el móvil, pero ahora no tengo ganas de sacarlas al PC; ya os las pondré otro día.

Lo que sí toca es lo de hoy. Primero me fui con un amigo al parque Hibiya, donde tenían un concierto de música tradicional japonesa. Un parque muy bonito, una lástima que no lo conociera antes.





Y luego, por la tarde, nos fuimos con otros amigos al Museo Ghibli. Sobre el museo tengo que decir tres cosas, una mala, una regular, y una buena. La mala es que es pequeño. Muy pequeño. Uno pensaría que con la cantidad de pelis que han salido del Estudio Ghibli tendrían suficiente para algo más grande, pero da la impresión de que, cuando hicieron el museo, pusieron cosas de las pelis que habían sacado hasta entonces y ya no metieron nada nuevo. Lo malo es que la mayoría de esas pelis no salieron de Japón (el Gato-bus, por ejemplo, es un gran desconocido en España, salvo para frikis como yo).

La cosa regular es que, lo que hay, es muy interesante: aparte de diversos escenarios de películas, tienen una exposición de técnicas de animación, una estatua de Rapyuuta, y un enorme Gato-bus de peluche para que los niños se suban encima. Pero no dejan subir a gente de más de 12 años. Maldita sea.




La cosa buena la podéis ver en esta foto, en mi mano. Hoy soy un poco más feliz.


Humor: el niño de mi interior ha rejuvenecido un poquito. Una canción: Ponyo, Ponyo, Ponyo, sakana no ko...

1 comentario:

Miriam dijo...

AaaaaaAAAAaaAAaAaaAaaaHhHHhHHH!!!!!!!!!!!!! Un peluche de Ponyo!!!!!!!!!!!! Maldito seas!!! Desde que vi la película es el peluche que más deseo (exceptuando el de Kyo de Fruit basket que ya lo conseguí :D)!!!
Qué afortunado!! Me encanta :___

Buen viaje a Osaka, ya nos contarás desde allí ^_^