sábado, 4 de octubre de 2008

PAATII e ikou!

Bueno, la fiesta de anoche (o de hoy, como queráis) fue realmente interesante. Como ya sabréis, lo que pasa en una fiesta se queda en la fiesta, pero hay algunas cosas que puedo compartir con vosotros.

Para empezar, no sé qué sabréis de Roppongi. Yo suelo ir a los sitios sin saber nada de ellos de antemano, así que todo lo que sé es lo que he visto: unas cuantas calles llenas a rebosar de discotecas, combinis, cabarets, salas de juego... en fin, cualquier cosa que alguien pueda desear para pasar una noche loca, está ahí. Es... cómo decirlo... una mezcla exótica de Mónaco y las Vegas metido en una prensa hidráulica para que quede todo compacto, al estilo japonés. Algún día tendré que pasarme por ahí durante el día y sacar algunas fotos, a ver si cambia respecto a la noche. Supongo que, como la mayoría de esta clase de sitios, por el día estará dormido, pero será interesante.

El sitio en el que pasamos la noche era... vaya, era muy japonés. Al final os vais a cansar de que le dé este adjetivo a todo, pero bueno, me explico: muy bonito por fuera, muy pequeño por dentro, pero así y todo muy agradable. A ver si puedo profundizar un poco más sin que parezca que me contradigo: si vas andando por Roppongi las calles son medianamente anchas, pero las aceras parecen estrechas porque pasa muchísima gente. El local al que fuimos no estaba en la calle principal, sino en un callejón pequeño y tétrico, pero cuando llegabas delante del sitio, éste tenía una alfombra roja en la entrada y una cascada artificial en la fachada. Una vez más, lo siento, pero no hay fotos: ya las sacaré de otra gente, que Lucasz nunca sale de casa sin una cámara. En fin, cuando entrabas por la puerta bajabas una escalera de... no sé, parecía como un par de pisos de alto, y llegabas al local en sí. Como estaba rebosante de gente no puedo deciros cuánto medía, pero yo diría que la parte que vi debía rondar los 50m cuadrados. Había una barra, algunas mesas, un DJ bastante bueno, y cuando llegamos nosotros aún había música en vivo. Como he dicho, muy agradable: buena música (nada que ver con esa bazofia tecno con la que me bombardeaban en Praga), buen ambiente, algunas estrecheces, pero nada insoportable. Lo dicho, una muy buena fiesta, por la que ya nos encargamos en su momento de felicitar a los organizadores, los dos cumpleañeros.

Si es que es lo que tiene vivir en un sitio nuevo: conforme pasa el tiempo y te vas acostumbrando, te lo pasas mejor.

Humor: saltarín. Una canción: "Get Low", de Li'l John.

2 comentarios:

Antonio dijo...

Oye Juananfriki, no hables tú de las discos de Praga porque pisaste poquitas. Además que había sitios que ponían temazos ochenteros de esos que nos van a tí y a mí. Además, aún te recuerdo bailando como un pollo loco con tu camisa a cuadros de felpa, aquella noche en Futurum, babeando por aquella canaria semi-andrógena a la que el Coronel aniquiló... Jejejejeje... Recuerda que en Lima me aburro mucho y leo tus posts...

Saludos chavalote, me alegro que te vaya bien.

Arreis O'Neil dijo...

Pisé las suficientes para saber que el tecno no es lo mío, nene. Y yo también estuve en aquella en la que nos ponían temas buenos, pero reconoce que era la excepción. ¿Y qué tienes en contra del baile del pollo loco? Ligar no se liga nada, pero no veas lo que te ríes ;)